Más allá de Pokémon Go

Pokémon Go es una exitosa aplicación móvil que ha llevado “de cacería” a grandes y chicos por las calles de la ciudad. Verlos apuntar con sus smartphones o correr desenfrenadamente a la próxima pokeparada, ha merecido comentarios distintos: mientras unos agradecen que el juego no potencie el sedentarismo, otros señalan que se trata del inicio del apocalipsis zombi. Lo cierto es que se trata de un fenómeno que ha hecho evidente algunos conceptos más allá de la propia aplicación.

Por ejemplo, que jugar no es una actividad adormecida en los adultos. Al contrario, los juegos han demostrado ser capaces de poner en jaque cualquier tabla de productividad laboral. Si las empresas ya tenían que lidiar con las distracciones que suponen Facebook, Snapchat y demás, la aparición aleatoria de fenómenos lúdicos con alto poder adictivo supone todo un desafío. Solo empresas avispadas han sabido aprovechar la ola Pokémon para montar negocios o desarrollar programas de cacería para sus empleados a fin de no perderlos… del todo.

Que el juego puede ser la mejor herramienta de socialización. Pokémon Go ha logrado la misma cantidad de usuarios activos que Twitter y más descargas en smartphones que Tinder. Según la firma de análisis de datos SimilarWeb, ha sido capaz, incluso, de desplazar a la palabra porno en el ranking de los motores de búsqueda.

Que los millennials y las generaciones precedentes, separados por una brecha tecnológica donde los jóvenes saben mucho más que los adultos de internet y de aplicaciones, pueden aproximarse y coexistir en un mismo entorno tecnológico. Pokémon Go ha probado que las distancias se diluyen y que las edades se encuentran y redimen cuando el juego completa sus tiempos libres.

Que aquella visión de los videojuegos que mostraba sujetos enajenados y con sobrepeso debe modernizarse, pues se trata de un discurso que sataniza y se construye sobre casos sin mayor representatividad. El juego es mucho más racional de lo que sugiere el sentido común o el prejuicio convertido en cliché. Ahí están para demostrarlo todos los gamers de FIFA 16 que cumplen religiosamente su sesión pelotera semanal en alguna de las muchas canchas de la ciudad.

Que lo viejo conocido es siempre bienvenido. Porque, en un tiempo saturado de estímulos y novedades efímeras, solo es capaz de confortarnos lo que ya conocemos, lo que permanece pese a todos esos cambios y primicias. Es decir, el cálido abrazo del regreso, de la repetición. El éxito de Pokémon Go se nutre -en buena cuenta- de la memoria, de la nostalgia de aquella arcadia llamada infancia. De ahí que exista toda una actualización de estéticas y narraciones del siglo XX. Porque nunca será tarde para convertirse en un maestro Pokémon o en cualquiera de nuestras más hermosas fantasías.

Publicado en: Diario El Comercio. Perú. Sección Opinión. Viernes 26 de agosto de 2016.

http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/mas-alla-pokemon-go-giancarlo-cappello-noticia-1926648

 

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